jueves, 12 de diciembre de 2013

Una gota en el océano.

Mi andar entre ustedes y con cada uno de ustedes transforma mis miradas. Hasta pude dar 
sentido a un oxímoron que me acompaña en este andar: un escepticismo-esperanzado.
Una gota en el océano es lo que les digo y percibo cuando intentamos, juntos, otros modos 
de estar y hacer en el mar del sistema-distrito-instituciones escolares-aulas...
En nuestros espacios de trabajo (concurrencias a las escuelas, plenarios, equipos 
de trabajo que conceptualizan experiencias sobre sus prácticas...) veo posibilidades junto con lo
 que traquetea que, justamente es lo que nos habilita a seguir implicando-nos,
interpelando-nos corriendo el velo de una cultura de la mortificación.
Ustedes saben que la música para mí es un arte maravilloso. Desde niña saboree el encanto y
placer de lo que la música producía en mi pensar, mirar, expresar, compartir. También 
viví el disciplinamiento musical, pero fue eso precisamente lo que me permitió construir 
la insolencia que me ha acompañado por años. La tensión entre mis modos y lo 
políticamente correcto según la impronta epocal.
Les comparto un tema de Macaco, un conjunto musical español. Disfruto la sencillez 
de lo dicho e ignorado de sus letras.
Seguimos en contacto.