Son múltiples las causas por las cuales se manifiestan conductas en adolescentes y adultos
más vinculadas a la reacción que a la comunicación que nos enlaza para acordar en la diferencia.
Estos escenarios, donde se despliegan conductas violentas (reales o simbólicas) son generalmente
signos que hacen visible variadas situaciones que encausan violencias.
Cuando nos encontramos en escenarios violentos entre adolescentes es imprescindible
que los adultos podamos leer no solo el recorte que emerge en un momento determinado,
sino también poder problematizar lo situacional del hecho desafiándonos a contextualizar
los diversos caminos que han construido tal situación de conflicto.
Hoy, las redes sociales son uno de esos caminos. Si pudiéramos pensar-nos desde la
complejidad de las relaciones sin duda los hechos de violencia los abordaríamos considerando
múltiples acciones y estrategias. Estas no se ejecutan desde la soledad de decisiones
fragmentadas sino de consensos de equipos interdisciplinarios e interinstitucionales
a favor del convivir.
Como educadores tratemos de pensar no en conquistar espacios de convivencia sino
de construir modos de vivir con y entre la diferencia. Ver al otro no como la mismidad
sino como diferente de mí.