Comparto esta experiencia con ustedes por muchas razones. Sé que en nuestro país existen propuestas a partir de la profunda vocación de docentes implicados con la educación de los niños. Asimismo nos invita a registrar las diversas intervenciones que desplegamos que podrían convertirse en el germen de tales experiencias y, por último, mantiene viva la esperanza de nuestro compromiso profesional con ellos.
Kiran Sethi: Educadora.
Sobre la autora:
Es claro el entrenamiento de Kiran como diseñadora en su trabajo como educadora; mira más allá de lo que existe y pregunta: “¿podemos hacer esto de una manera mejor?” Fundó la escuela primaria Riverside en Ahmedabad (India), a la que actualmente concurren 300 niños y el plan de enseñanza se enfoca en formar futuros ciudadanos, curiosos y competentes.
El último proyecto de Kiran, inspirado en el diálogo con los niños de Riverside, se llama AProCh: "A Protagonist in Every Child” (un protagonista en cada niño). Combatiendo el estereotipo de que los niños modernos son agresivos y delincuentes, AProCh busca maneras de conectar a los niños de Ahmedabad con el estilo de vida de la ciudad moderna y de transformar las ciudades para hacer en ellas lugar para que los niños aprendan activamente y a través del ejemplo.
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En el video, Kiran Bir Sethi muestra como esta escuela en India enseña a los niños la lección de vida más importante: “yo puedo”… se puede ver a sus estudiantes involucrarse y participar en los asuntos locales, inspirar a otras personas jóvenes y hasta enseñar a leer a sus padres.
Kiran Bir Sethi: “Contagio es una buena palabra. Incluso en tiempos de la H1N1, me gusta la palabra. La risa es contagiosa. La pasión es contagiosa. La inspiración es contagiosa. Hemos escuchado historias remarcables de algunas personas remarcables también, pero para mí, lo que es contagioso de todos ellos es que fueron infectados por el bichito del “yo puedo”.
Entonces la pregunta es ¿por qué solo ellos? (…) ¿por qué solo unos pocos? Así que en los próximos ocho minutos me gustaría compartir con ustedes mi historia. Yo fui infectada cuando tenía 17 años, cuando como estudiante de diseño en la universidad me encontré con adultos que creyeron en mis ideas, me desafiaron y tomaron muchas tazas de “chai” conmigo. Esta impresionada de lo maravilloso que se sentía y cuan contagioso era ese sentimiento. También me di cuenta que debería haber sido infectada cuando tenía 7 años.
Entonces cuando comencé la escuela de Riverside, hace diez años, se convirtió en un laboratorio para hacer un diseño que pudiera infectar la mente con el bichito de “yo puedo” de manera consciente. Y descubrí que: si el aprendizaje está enmarcado en el contexto del mundo real y si borrás las fronteras entre la escuela y la vida, entonces los chicos atraviesan un viaje de concientización, en el cual pueden ver el cambio, ser capaces, ser transformados y después empoderados y liderar cambios. Y eso incrementa directamente el bienestar de los estudiantes. Los niños se vuelven más competentes y menos indefensos o incapaces.
Me gustaría echar un vistazo a una práctica común en la escuela de Riverside. Cuando los chicos de quinto año estaban aprendiendo acerca de los derechos de los niños, se les hizo prender palitos de incienso por ocho horas para que experimentaran lo que significa ser un niño-trabajador. En dos horas sus espaldas estaban doloridas y esto los transformó. Lo que ven es su viaje y después su convicción de que podían ir afuera y cambiar el mundo… fueron por la ciudad intentando convencer a las personas que el trabajo infantil debe ser abolido. Entonces pueden experimentar que pasan del “el maestro me dijo” a “lo estoy haciendo”. Y ese es el cambio de mentalidad del “yo puedo”. Y este proceso puede ser energizado y estimulado, nutrido.
Pero teníamos padres que decían: “ok, hacer que nuestros niños sean buenos seres humanos está muy bien, ¿pero qué pasa con matemática, inglés y ciencia? Muéstrenos las notas”, y lo hicimos. La evidencia era conclusiva. Cuando los niños son empoderados no solo tienen buenas notas, sino muy buenas. Como pueden ver, en este ranking nacional de evaluaciones tomadas a 2000 escuelas en India, los niños de Riverside estuvieron entre las diez primeras escuelas en India en matemática, inglés y ciencia.
Entonces funcionó. Ahora era tiempo de expandirlo afuera de Riverside. El 15 de agosto, día de la independencia, de 2007, los niños de Riverside infectaron Ahmedabad. Ya no se trataba de la escuela de Riverside sino que era acerca de todos los niños. Entramos en las oficinas de la municipalidad, de la policía, la prensa y negocios y básicamente dijimos: “cuándo van a despertar y reconocer el potencial que reside en cada niño? ¿Cuándo van a incluir a los niños en la ciudad? ”
Entonces ya están viendo el patrón. Primero 200 niños en Riverside, después 30.000 niños en la ciudad y ahora tiempo de infectar India. El 15 de agosto de 2009, fortalecidos por el mismo proceso, 100.000 niños dijeron “yo puedo”. Diseñaron panfletos, traducidos en 8 idiomas, que alcanzaron 32.000 escuelas. Básicamente le dábamos a los niños un simple desafío: que tomen una idea, cualquier cosa que les moleste, que escojan una semana y que hagan un cambio.
Y lo hicieron. Historias de cambio llegaron de todas partes de India. Los niños estaban diseñando soluciones para distintos problemas. Era increíble y nuevamente reafirmaba que cuando los adultos creen en los niños y le dicen “vos podes”, entonces ellos pueden. Infección en India. En esta región rural de India se observa a un niño diciendo: “nuestros padres eran analfabetos y queremos enseñarles como leer y escribir” y le explicaban a los padres porque es importante saber leer. Una docente cuenta: “estoy tan feliz que mis estudiantes sean parte de esta campaña. En el futuro nunca voy a dudar de las habilidades de mis alumnos, ¿ven? Lo lograron.””
Una niña en el video en un escenario: “Muchas gracias damas y caballeros. Para nuestra subasta tenemos unas maravillosas pinturas para ustedes por una muy buena causa, la plata será usada para comprar audífonos. ¿Están listos damas y caballeros?” Audiencia: “¡si!””
Kiran finaliza: “Juegos en la calle, subastas, peticiones. Ellos empezaron a cambiar vidas. Era increíble. Entonces, ¿cómo podemos todavía ser inmunes? ¿cómo podemos permanecer inmunes a esa pasión, energía y entusiasmo?. Ya sé que es obvio, pero tengo que terminar con el símbolo de cambio más grande, Ghandi. Setenta años atrás un solo hombre infectó a la nación entera con el poder de “nosotros podemos””.
Entonces hoy, ¿quién va a difundir esta infección de 100.000 niños a 200 millones de niños en india? La última vez que me fije, nuestro preámbulo decía: “nosotros, la gente de india”, ¿no es cierto?. Si no nosotros, ¿entonces quién? Si no ahora, ¿entonces cuándo? Como dije, contagio es una buena palabra. Muchas gracias".
Traducido por Julieta Echeverría.