Por Julieta Echeverría.
En las actuales clasificaciones psicológicas/psiquiátricas los cuadros que conforman el espectro autista son identificados como Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD). En los últimos años, las aulas de las escuelas parecen tener cada vez más niños con este diagnóstico y las preguntas que emergen entonces son ¿cuánto sabemos acerca de estos cuadros? y, en relación a esto, ¿cómo podemos enseñar a niños con estas características particulares? ¿Cómo nos posicionamos frente a estos niños? Con la intención de pensar estas preguntas compartimos en este espacio tres artículos muy interesantes.
El primero presenta información acerca del Síndrome de Asperger y el “síndrome savant” y las habilidades especiales de alto funcionamiento que lo caracterizan.
El segundo es un resumen traducido de un artículo realizado por Laurent Mottron para la revista Nature (una de las revistas científicas más importantes y prestigiosas a nivel mundial), en ocasión de un número de esta publicación dedicado al autismo (Nature, 479. Noviembre de 2011 / doi:10.1038/479033ª). El artículo de este investigador de la Universidad de Montreal, se llama “Cambiando percepciones: el poder del autismo” (“Changing perceptions: The power of autism”) y destaca que se debe dejar de considerar como deficiente la estructura cerebral diferente de las personas con autismo, dado que muchas personas con autismo (no solo los “savants”) tienen cualidades y habilidades que pueden superar a aquellas de personas que no tienen esta condición.
Finalmente, el tercero fue escrito por la autora de un libro sobre autismo para el diario norteamericano The Washington Post. Este artículo convoca a re-pensar la utilidad de las etiquetas psiquiátricas o educativas y la implicancia que tiene para los niños, habilitadora o clausuradora de oportunidades según como los padres y docentes aborden el tema y se posicionen frente a estos niños ‘diferentes’. Plantea las posturas de algunos investigadores al respecto así como testimonios de jóvenes que han pasado por esa experiencia.
Los tres artículos enfatizan la importancia de conocer estos cuadros, de poder observar a las personas con estas características desde un enfoque distinto del meramente patológico, es decir, poder reconocer sus posibilidades y potencialidad junto con sus limitaciones y lograr posicionarse frente a ellos desde un lugar que genere condiciones e intervenciones que los incluya y les permita aprender desde sus particularidades.