domingo, 15 de enero de 2012

Un modo distinto de mirar el autismo III

“Definiendo el autismo. ¿Dotado, autista o excentrico?”
Por: Maia Szalavitz para The Washington Post
Traducción por Julieta Echeverría.

Pareciera que nos hemos enamorado del sello de la autoridad médica. Es cada vez mayor el número de niños a los cuales se les asigna una etiqueta específica, desde diagnósticos psiquiátricos y neurológicos como Asperger y TDAH hasta descriptores educacionales como dotado y con trastorno de aprendizaje.


Esta tendencia es ampliamente reconocida, si bien es difícil cuantificarla, y sus causas y efectos varían ampliamente. “No hay duda de que estamos etiquetando más a los niños”, dice Bruce Perry. “De hecho, muchos clínicos tienen que etiquetar para poder cobrar. También hay una tendencia por parte de los padres y docentes de querer tener una respuesta. Se sienten incómodos con la ambigüedad.”


Y aunque el profesor de psicología de la Universidad de Stanford, Carol Dweck advierte: “creo que algunos niños preferirían ser vistos como ‘extraños’ o ‘excéntricos’ más que ‘enfermos’”, otros reconocen cuan útiles han sido las etiquetas.


Robert Sternberg, psicólogo y decano de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Tufts, dice que hay numerosos y complejos factores involucrados en el aumento del uso de etiquetas. “Una razón es que para que los niños puedan acceder a servicios especiales necesitan ser etiquetados”


Asimismo, como frecuentemente el diagnostico es requerido para que las obras sociales cobran los medicamentos del tratamiento, el uso creciente de medicación psiquiátrica también está relacionada con la tendencia a etiquetar.


Sternberg tiene su propia experiencia de niño con las etiquetas: tuvo bajo rendimiento en las pruebas que evalúan el coeficiente intelectual. “los maestros pensaron que no era muy brillante y eso me llevó a cumplir esa expectativa, lo que a su vez llevó a que ellas estuvieran felices de que cumplí con su expectativa y se volvió un circulo vicioso. Al año siguiente sus expectativas eran un poco más bajas”. Afortunadamente para Sternberg su maestra de cuarto grado no compró eso: ella vio que hay más que los resultados de una prueba y estimuló el esfuerzo y trabajo duro. Como resultado, Sternberg se fascinó con la psicología y la evaluación de la inteligencia. En los últimos años se ha convertido en el experto de cabecera en ese campo. El piensa que una manera de evitar la tiranía de las etiquetas es reducir la obsesión con la velocidad. Sin embargo, no ve a las etiquetas como todo negativo. “Tener un nombre para algo en algunos casos puede ayudarte a hacer algo acerca de eso”, dice. Pero aclara que padres y docentes necesitan enfocarse en las fortalezas de los niños y recompensar sus logros, más que enfocarse en lo que la etiqueta implica acerca de su habilidad y potencial. Después de todo, los niños tienden vivir de acuerdo con las expectativas de sus padres y docentes.


Dweck reconoce que los padres y niños pueden sentirse aliviados de saber que hay un nombre para su problema y remedios específicos. Pero dice que “es la tarea de los padres explicar que ‘bueno, podrías tener algunas conexiones un poco distintas, esto puede hacer más difícil algunas cosas para vos, puede ser que tengas que trabajar con más esfuerzo que otros y usar estrategias distintas’ por oposición a ‘esto significa que no podes aprender’”.
Como plantea Schwarz: “el problema no es la etiqueta sino la carga asociada con ella”.


Dan Grover, un estudiante universitario de Boston, fundó ‘WrongPlanet.net’ una sitio para adolescentes que tienen algún cuadro del espectro autista. Tenía 10 años cuando le diagnosticaron el Sindrome de Asperger. “Es bueno y malo al mismo tiempo. Bueno porque explica algunas cosas y te da perspectiva pero al mismo tiempo puede ser una profecía autocumplida”.


Otro joven de 18 años, David Dunnington me comentó via e-mail que su etiqueta de Asperger lo perjudicó en tanto que los adultos lo trataban como un infante, pero que ahora valora la memoria fotogáfica y la habilidad para resolver problemas asociadas con la condición.


Padres, docentes y niños necesitan ver más allá de las etiquetas y prestar atención a la individualidad y al potencial de la persona que tienen frente a ellos.