A ver…
con el fin de año se vienen los tiempos de balances, tiempo de mirar hacia
atrás y recordar las aventuras y peripecias del año, las buenas decisiones y
las que no lo fueron tanto, las gentes maravillosas que cruzaron nuestro camino
y las gentes de las cuales no queremos volver a oír pero que, aún así, hemos
logrado aprender algo de ese encuentro.
Tiempo
de resignificar las experiencias vividas, de
apenarnos por los que hemos perdido pero recordarlos con una sonrisa por lo que
nos han dejado. Tiempo de mirarnos a nosotros mismos de la manera más honesta
posible y ver qué hemos logrado y qué no, de qué podemos enorgullercernos y qué
debemos seguir intentando, practicando, buscando para alcanzar nuestros
objetivos y, en última instancia, por qué no, nuestros sueños o más preciados
anhelos.
Tiempo de mirar a quienes nos rodean, evocar los momentos
compartidos y apreciarlos por lo que significan para nosotros; agradecerles su
lealtad, su honestidad, su compañía en momentos difíciles y en momentos de
alegría, sus abrazos de colores, sus besos, sus sonrisas, sus miradas
cómplices, su habilidad para inspirarnos o para acompañarnos en silencio cuando
es necesario y de ofrecernos palabras cuando debemos oírlas (queramos o no), su
capacidad de cambiarnos el estado de ánimo con un comentario que podría ser
insignificante para cualquier otro pero que para nosotros está inundado de
consideración.
Tiempo de agradecer a nuestro Dios su fidelidad y su amor en
cada detalle cotidiano; porque de eso se trata el amor y la fidelidad, no de
las grandes proezas y acciones sino que viven en los detalles y en los gestos
de cada día.
Tiempo de detenernos y de darnos cuenta, en la intimidad de
nuestra soledad, que aunque la evaluación de nuestro año pueda variar
(excelente, muy bueno, bueno, regular, malo, etc), siempre hay buenos gestos
para rescatar, personas y situaciones de las cuales aprender y disfrutar. Es
solo cuestión de perspectiva, de saber mirar.
Mi brindis por que podamos finalizar este 2012 con la
satisfacción de haber vivido un año más y con esperanzas renovadas.
Salud.
Lic. Julieta Echeverría.